Conductas comunicativas de los cuidadores hacia los bebés





Cuando decidí hablar sobre este tema me encontré como en muchos documentos se refieren a que las conductas comunicativas como algo exclusivo entre la madre y el bebé, sin embargo, acá nos vamos a referir al cuidador, ya que es impresionante como estas conductas se hacen presentes en los adultos e incluso en los niños más grandes que se relacionan directamente con el bebé.

El bebé y su cuidador inician lo que serán conductas comunicativas desde el mismo momento del nacimiento. El cuidador facilitará las conductas básicas de interacción y ajustará su conducta a las limitaciones de los bebés. Esta situación proporciona experiencias interesantes «debido al deseo de los cuidadores de aprender de los bebés y de responder a sus patrones de conducta» (Bateson, 1979, p.70).

Hay cuatro bases típicas sobre las que se dan los intercambios entre un bebé y su cuidador:
  • Actividades preparatorias: liberan a los bebés de un estado fisiológico, por ejemplo: reducir el cansancio o el hambre del bebé, es decir calmarlo.
  • Actividades de ajuste: se manipula al mundo para optimizar la interacción, como colocarse en el campo visual del bebé y llamar su atención modificando las vocalizaciones.
  • Mantenimiento del marco comunicativo: uso de estrategias de mantenimiento, al modular el habla, hacer movimientos rítmicos, con el fin de dar al bebé un centro de atención y acción.
  • Modificaciones de la conducta adulta para infantilizarla: modificar la conducta en cuanto a ritmo, intensidad, amplitud y calidad, por ejemplo al utilizar el habla infantilizada o limitar los movimientos del bebé de manera claramente visible para éste.

Estas respuestas de los cuidadores pueden considerarse como provocadas por los bebés, ya que se hacen frecuentes durante la interacción con ellos, y son muy raras en los intercambios con otros adultos.
El objetivo de estas conductas es facilitar a los bebés el reconocimiento y la discriminación de las mismas, y vemos como cada cuidador desarrolla su propio estilo.


Las conductas comunicativas provocadas por los bebés consisten en adaptaciones del habla y del lenguaje, la mirada, la expresión facial o los movimientos de la cabeza:


"Baby-talk", "idioma mamaés" o "lenguaje pro-infantil": conocido anteriormente como "habla materna". El habla y el lenguaje que los adultos y los niños mayores dirigen a los bebés es sistemáticamente diferente del que se utiliza en la conversación normal, se caracteriza por ser emisiones muy cortas y con estructura sencilla, que van o deben de ir aumentando con la edad del bebé, el vocabulario es limitado y centrado en los objetos que rodean al bebé, en el aquí y ahora, se acompaña de expresiones faciales y de gestos muy exagerados, se hacen preguntas y saludos de manera frecuente, el cuidador espera que el bebé cumpla si turno y responde, existe una modificación en el tono de voz y rituales verbales frecuentes.
Estas adaptaciones del habla y del lenguaje cumplen tres funciones: obtener y mantener la atención de los bebés, facilitar el establecimiento de vínculos emocionales y permite que se establezca la comunicación a la menor oportunidad.


La mirada: cuando los cuidadores miran a sus bebés, mantienen el contacto ocular durante más de 30 segundos. Las modificaciones en la mirada del cuidador contribuyen a mantener el interés de los bebés y a atraer la atención de éstos hacia el rostro de quien se comunica con ellos. El control de la mirada de los niños permite a los cuidadores establecer objetos de referencia conjunta. Los cuidadores también aprenden, mientras controlan la mirada de los bebés, que éstos suelen observar la expresión de sus rostros para interpretar las situaciones nuevas.
Durante una sesión de juego, este contacto ocular puede mantenerse durante el 70% del tiempo. Además, el juego es una actividad en la que la mirada y el lenguaje pueden tener lugar de manera simultánea.


La expresión facial: se utiliza de una manera muy astuta, con el objetivo de complementar el lenguaje. Se presenta un amplio rango de expresiones faciales afectivas que se utilizan para mantener la atención de los bebés y facilitar la comprensión de los mensajes.


Movimientos de cabeza: se utilizan para acompañar los mensajes, consiste en mover, apartar o torcer la cabeza.


La proximidad: la utilización comunicativa del espacio interpersonal, es una poderosa herramienta de interacción. Cada uno de nosotros tenemos un margen psicológico de espacio personal que sólo permitimos a los demás traspasar en las situaciones más íntimas. Cuando nos comunicamos con los niños, sin embargo, actuamos como si este espacio no existiera y nos comunicamos desde una distancia muy próxima.


Y bueno, quien no ha hecho estas conductas con los bebés? Por esta razón al iniciar y finalizar este post les resalto la razón por la que decidí utilizar el término cuidador y no madre de forma exclusiva.



Licda. Cindy Siles Quesada













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